Teatro Concreto o la autonomía de la literatura


Instalado en Villa Gesell desde 1999 el Grupo Teatro Acción trabaja hace 28 años como un laboratorio de investigación teatral donde el actor sin un texto fijado inventa propuestas escénicas para que el director escriba la obra. Una dramaturgia de la creación compartida


Cinco años después de haber leído “El teatro y su doble” del dramaturgo, ensayista y poeta Antonin Artaud, Eduardo Gilio puso en marcha la idea que lo fascinó desde muy joven: fundar un grupo de teatro donde las obras representadas no surjan a partir de un texto elegido de antemano sino de la creación total del actor orientando el trabajo hacia una dimensión colectiva de búsqueda y transformación en el modo de pensar y concebir el hecho artístico.
Corría 1980 y con sólo 19 años, estudiando en la Facultad de Bellas Artes de la universidad Nacional de La Plata y empapado de de las teorías elaboradas por Konstantin Stanislavsky, Jerzy Grotowski y Peter Brook; el director de Teatro Acción comenzó, en palabras de él, a “reclutar gente que quiera y se anime a crear un nuevo teatro. Éramos doce personas que nos juntábamos todos los días a leer, explorar e investigar nuevas formas de generar un texto, crear una metodología que nos permita diferenciarnos del drama convencional.”

Cinco años fue tiempo suficiente para presentar en septiembre de 1985 “La Jaula”. La obra funcionó como puntapié inicial de la creación artística desde el concepto de teatro concreto, una metodología de trabajo independiente de un texto previamente escrito y centrada en el entrenamiento físico y mental del actor para descubrir y desarrollar las potencialidades del cuerpo y de la voz.

Para hacer más vivo el sentido del trabajo en grupo, el director decidió trasladarse a Villa Gesell en 1999 donde los siete integrantes que forman el grupo pueden convivir y desarrollarse en un ambiente de menor dispersión y mayor concentración en el proceso creativo. En la tranquilidad de la sala de la Casateatro ubicada entre los pinos de la Villa, Gilio asegura que “trabajamos con la energía de cada actor, en lo que hace y en cómo lo elabora. Mi primer trabajo es estimular a la creación, darles puntos de partida para que inventen secuencias que más tarde van a tomar forma en el montaje, momento en que las acciones dialogan, se entrelazan y nace la obra.”

Verónica Vélez, actriz que se sumó al grupo hace veinte años, grafica el proceso de teatro concreto del que habla el director. “Empezamos creando acciones para romper la propia inercia a partir de cosas que nos estimulen o nos llamen la atención. Una canción, una foto o cualquier objeto puede ser el disparador para inventar un ejercicio”. A partir de esa instancia los integrantes del grupo aprenden principios técnicos de vocalización y posturas del cuerpo y comienzan a crear secuencias de acciones que luego presentarán al director. Vélez cuenta que “para una de las primeras secuencias que inventé utilicé la guía telefónica. Tomé nombres al azar y comencé a imaginar cómo serían esas personas, sus tonos de voz, color del pelo y aptitudes
físicas.”

La Actriz verónica Vélez en su interpretación de Genoveva


A la creación de las secuencias se le suma en una segunda instancia la intervención del director. Gilio explica que trabaja con una lógica cinematográfica de montaje aprendida del cine de Eisenstein, Bergman y Fellini en la cual “voy tomando cosas de las diferentes secuencias, corto una acción y la pego con otra o bien cambio el sentido en base a lo que esa secuencia me despierta”. Asociaciones libres y motivaciones personales se hacen dueñas de esa etapa creativa. “Elijo aquello que funciona, lo que está vivo y habla del actor”, justifica Gilio. A partir de este montaje nace el texto final que conjuga palabras, música y silencios.

“Muros de espuma” es la demostración de la metodología llevada a cabo por el grupo. Luego de varias muestras en Italia, la obra nació en 1993 como la necesidad de poner en escena los resultados de la investigación, el entrenamiento y del proceso creativo instrumentado por el actor. Vélez, actriz de este trabajo y de “Elegía a Lola Mora” realiza un viaje por su biografía personal y profesional. Dividida en dos bloques de cincuenta minutos la puesta deja en claro mediante ejemplos y secuencias montadas las bases de este tipo de teatro. “Muros de espuma es la muestra del trabajo que no se ve en ningún espectáculo”, remata la artista.


Mas info: http://www.teatroaccion.com.ar/



Fernando Gorza 7 de agosto de 2009

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